Sin duda las condiciones del lago han mejorado en los últimos años. la ultimas mediciones han determinado que el aporte de nitratos y fosfatos al lago provendría de los ríos Trancura y Liucura, e incluiría a las pisciculturas. También obedecería a la descarga de aguas servidas en el radio urbano y rural de Pucón y Villarrica. “Es necesaria la conexión a la red de alcantarillado de muchas viviendas”, dicen las autoridades. Se espera que el plan de descontaminación entre en marcha pronto.

Caminar por la ribera del lago Villarrica, es tener recuerdos de nuestra infancia. El cambio más perceptible del lago es la pérdida de transparencia del agua. Sin duda la Planta de tratamiento de Pucón ha ayudado a este proceso, pero no hay que bajar los brazos.

A simple vista, la turbiedad del agua. Pero a principios de los 90, sin embargo, se comprendió que la pérdida de transparencia entrañaba un problema mayor, los cambios en los ecosistemas del lago: antes había arena y ahora no. En Villarrica se tuvo que hacer una playa artificial. Ahora hay aves y plantas que no se veían. la construcción Inmobiliaria desmedida. La construcción de casas y edificios desmedida también influye, como factor de impacto.

Desde ese revelador suceso, Casas volcó su vida a la protección del lago que guardó sus sueños de niñez. Hoy es presidente de la Fundación Red de Nuevas Ideas, de la cual depende el proyecto Vigilantes del Lago: a través de esta capacitó a jóvenes y niños que supervisan con una simple mochila sumergible el Villarrica y otros seis lagos del sur de Chile.

¿Qué fuentes contaminan el lago?

La declaratoria de “zona saturada” abrió un abanico de suspicacias sobre el origen de los nitratos y fosfatos que han convertido a una porción del lago, en palabras del experto Casas, en una “sopa de arvejas”.

“Se menciona en el decreto a la clorofila porque es un parámetro indirecto de las algas que hay en el lago; no es un contaminante directo. El nitrato y fosfato es el alimento de las algas, y ese es uno de los efectos de la contaminación, porque afecta a la transparencia”, añade.

En sus primeros reportes, la seremi de Medio Ambiente de la Araucanía ha llegado a algunas conclusiones, extraídas de un estudio en conjunto con la UFRO.

“El aporte más relevante son los cauces que drenan hacia el lago. Hablamos de los ríos Trancura y Liucura, que forman el río Pucón, junto a otros cauces menores como el Molco, Correntoso, Huichatío y Lefún. En términos de carga, el río Pucón es el principal aportante en carga y arrastra los nutrientes provenientes tanto de fuentes naturales –usos de suelo del bosque, matorrales, praderas, uso agrícola- como de fuentes puntuales como las pisciculturas”, y la construcción, revela Pablo Etcharren.

El turismo y las aguas

Pucón, sin duda, es un polo turístico de capital importancia en el país. Su alcalde asegura que en este período no existe ningún riesgo de salud para los veraneantes que se sumerjan en el lago a través sus playas de arena volcánica.

“Las playas están abiertas, nadie se verá afectado por nadar en el lago, está apto para el baño de las personas. Lo que pasa es que mucha gente habla como experta y lo hace sin fundamentos. El lago tuvo peores situaciones en 1984 y ahí la municipalidad contrató un estudio permanente. Pero el lago nunca estuvo contaminado, solo turbio. Nosotros, por suerte, tenemos un recurso natural que renueva las aguas del Villarrica: el viento puelche. Eso no lo tiene el Llanquihue”, plantean los especialistas a Casas Pucón.

La comuna de Villarrica, también se cuadra con esa opción, pero deja una duda en el aire. “Tenemos la seguridad de que el agua del lago no representa ningún riesgo para la salud humana. Eso lo declaró la autoridad sanitaria: que son aguas recreacionales y que no tienen contaminación microbiológica. Yo no me hago cargo de lo que pasa en la comuna vecina. Pero todas las aguas servidas de Curarrehue, por el río Trancura, descargan en Pucón”.

En cambio, para Casas Pucón, desde su experiencia como “vigilante del lago”, creemos que hay que evaluar caso a caso la apertura de las playas. “Lo que pasa es que la norma de calidad ambiental protege el ecosistema, no la salud de las personas. Hay una norma primaria que regula los metales pesados, los coliformes fecales, los pesticidas, pero no regula el nitrógeno ni el fósforo porque en sí no son peligrosos para la salud humana”, aseguran los especialistas.

Fuente; Internet

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